"Nada es tan agradable como una noche estrellada contemplada con la conciencia tranquila". E. Kant

Recientemente en una reunión del área mercadotecnia se plantearon las nuevas metas, objetivos, sistemas de venta y productos o servicios que se ofrecerán. Como suele ocurrir en estas reuniones, se contrastó la información, las dudas referentes a las condiciones de las ofertas, los objetivos y demás temas afines. Hasta aquí podemos decir que fue una reunión como otras. De pronto surgió un cuestionamiento más profundo, fuera de lo habitual: ¿Cuáles son los lineamientos éticos de una venta? La pregunta fue del agrado de la gerencia. ¡Qué importante resulta que el personal se cuestione sobre el trabajo que desempeña!, eso permite situarlo más profundamente dentro de la actividad humana: es un trabajo vivo. La discusión que siguió fue interesante y útil. Replantearse lo que hacemos es siempre un signo de salud y está en consonancia con el espíritu de mejora continua. La conclusión más importante fue que la promoción de un producto o servicio debe tener dos elementos básicos: informar con veracidad sobre el producto o servicio y respetar siempre la libertad de decisión del cliente. Dar información veraz no significa dar nuestra opinión sobre la conveniencia o no de un producto o servicio. (Lo primero que necesitamos es creer y confiar en lo que promovemos). Se trata de informar sobre las características objetivas del producto o servicio, aquellas que nos da el fabricante o proveedor, y las condiciones de adquisición. Respetar la libertad de elección del cliente significa no engañarle y contestar a sus dudas con honestidad sobre lo que implica la adquisición. Estos cuestionamientos son tan antiguos como el comercio mismo. Tomás de Aquino (Siglo XIII) decía en su obra "Del Fraude y la Usura": no es obligación del vendedor comentar los defectos del género si el cliente tiene la posibilidad de examinarlo y preguntar sobre el mismo. Hay una responsabilidad por parte del cliente al decidir sobre la adquisición de algo y esto es así porque tiene libertad de decisión. Ir más allá sería minimizar o no confiar en esa libertad. Lo que no está permitido es mentir o engañar. Hoy sabemos además, que si no tenemos un planteamiento ético en el desempeño de nuestra labor la competencia, el mercado, el cliente, la ley, y muchos otros factores, pondrán cada cosa en su sitio. La ética comercial no solamente nos ayuda a poder sobrevivir, también nos facilita realizar una labor que nos permite estar orgullosos de nuestro trabajo.