Sí, la carrera había terminado. Los corredores emplearon una hora para recorrer el trayecto de principio a fin. Un muy buen ritmo de acuerdo con lo dicho por los especialistas. Pero, ¿quién ha vencido? El acuerdo para informar al valle y a los numerosos visitantes era: Un cohete para el corredor solitario, tres para el equipo de relevos. A medio día retumbaron tres cohetes. Abaltzisketa explotó en júbilo: ¡Nuestros chavales, nuestros hombres han ganado! Han vencido al famoso Jabi Lasa. Las botellas de vino se descorcharon enseguida, la cerveza fría se servía en el cálido mediodía. La música de la Trikitixa inundó la plaza principal del pueblo donde la carrera había tenido su inicio. Las apuestas se pagaron y cobraron en un ambiente festivo. Los tres corredores del relevo reconocieron la resistencia que Jabi mostró: "Ha competido como un caballero a todo lo largo de la carrera". "Todo esto se debe a él. Gracias a él se creo tanto interés por esta carrera". Jabi comentó que disfrutó de la carrera y que su auténtica motivación era promover un ambiente de respeto a la naturaleza, un estilo de vida más sano y recuperar nuestras tradiciones. No hay duda de que Jabi cumplió con su cometido. Es considerado por todos como un ganador. El respeto por él ha crecido aún más. Mari, la diosa de la mitología vasca estaba contenta. Un día festivo de verano los cuatro hombres la visitaron en su morada en el pico del Txindoki. Los cuatro habían desafiado a la naturaleza y a sí mismos en esta carrera. Todos estaban contentos. Los cuatro bravos atletas son ahora sus acompañantes y guardianes. Se ha renovado la tradición, ha nacido una nueva tradición. Abaltzisketa es el pueblo más entrañable en las cercanías del Txindoki. El año próximo habrá otro reto, otra visita a la cumbre del Txindoki. Otro día espléndido de verano en el que todos se sentirán ganadores.