Hace unos días salió un reportaje en la televisión sobre un prestamista en Birmania. Su negocio consiste en una mesa y un banco en un mercado local. Desde esas instalaciones presta dinero a aquellos que los bancos jamás prestan. ¡Lo notable es que su tasa de impagos es nula! A pesar de prestar sin documentos, sin garantías, y a la gente más pobre de la ciudad. ¿Qué pasa con los que no pueden pagar? Pues que se presentan ante la mesa, le informan y el les aplaza el día de pago hasta que puedan pagar, con un: "No se te olvide". No hay más intereses, penas, ni nada. La morosidad se cubre con un promedio de 15 a 30 días como máximo. No cobra intereses, sólo una entrada del 10% de lo solicitado por el cliente. La actual crisis ha hecho que la demanda de sus servicios sea imposible de cubrir. El secreto de su negocio, según el mismo confiesa es sencillo: Confianza. "Yo confío en mis clientes y ellos en mí. Yo confío en que saldrán adelante y que pagarán, ellos confían en que van a remontar y pagarme. Por eso no hay penalidades ni amenazas, no hacen falta y envían una mala señal." Muchos podrán argumentar que su manera de hacer negocios no es un modelo que pueda ser universal, que tiene carencias, riesgos, y muchas cosas más. Puede ser así, pero lo que sí es universal y aplicable a nuestra actividad es la actitud de la confianza. ¿No es su falta una de las causas de la crisis actual? En Logikaline confiamos en nuestros esfuerzos, en nuestros servicios, y en que nuestros clientes superarán la crisis. Trabajamos con confianza en nosotros mismos. Algo que ofrecemos como un valor añadido a nuestro trabajo.