Son 27 las Eskola Txikiak (escuelas pequeñas) que se reparten por el territorio guipuzcoano. La principal característica de estas escuelas radica en que los niños de los pueblo y barrios menos habitados del territorio, puedan recibir la educación primaria sin alejarse de sus pueblos y su entorno natural. Además de ello, los niños de distintos cursos que comparten las menos de seis aulas de cada una de estas escuelas, tienen la oportunidad de recibir una educación más cercana y personalizada. Abaltzisketa también cuenta con su Eskola Txikia, se llama Txalburu eskola, y en ella estudian 37 niños con edades comprendidas entre los tres y los doce años; este año además, ha sido suyo el honor de organizar la fiesta de las Eskola Txikiak, que se celebra cada año el segundo domingo del mes de Junio. Esta fiesta se celebró por primera vez en Bidegoian en el año 1988, Abaltzisketa recogió el relevo el año pasado de manos del vecino pueblo de Altzo, y se lo ha entregado a su vez a Larraul para que organice la fiesta del año que viene. Las más de 3000 personas que se acercaron a la fiesta, gozaron de un estupendo ambiente en las faldas del Txindoki, un éxito mayúsculo, si tenemos en cuenta que tan solo son un millar, los alumnos que estudian en las escuelas pequeñas de Gipuzkoa. Tal y como cuenta la canción de esta fiesta: "Eskola Txikiak / herri ta auzo / geroaren bila / pausorikan pauso" (Escuelas pequeñas/ pueblos y barrios/ paso a paso / en busca del futuro), estas escuelas son muy necesarias en la vida y el desarrollo de los pueblos y barrios menos poblados, porque las Eskola txikiak garantizan que se sigan escuchando las pequeñas risas de los niños y niñas de los pueblos y barrios, porque al fin y al cabo , las risas de los niños son el reflejo de que se mantengan vivos los pueblos en los que crecen. Conocedores de esta realidad y con el impulso de su compromiso social, Logikaline ha participado también en esta fiesta como empresa patrocinadora enraizada en el pueblo, tal y como lo esta su Eskola txikia. Al fin y al cabo, difícilmente podríamos encontrar mejor motivación para el trabajo, que la de escuchar las pequeñas risas de los niños y niñas que juegan en la plaza de San Juan.